TRAIL RUNNING; ¿CORRER POR EL MONTE?

¿Correr por el monte?

Hace unos cuantos años eran tan sólo unos pocos, y practicaban su deporte casi a escondidas, por aquello del qué dirán…. Hoy en día, se ha convertido en una disciplina con un número creciente de adeptos.
El trail running está de moda, no se puede negar. La proliferación de carreras de montaña y raids de todo tipo, han dado un enorme empujón mediático a las carreras de montaña. Los montañeros y alpinistas siempre han corrido en asfalto (o por donde han podido) para entrenar; y los atletas que corren por afición se suelen acabar aburriendo de hacer siempre los mismos circuitos en los parques de las ciudades. La unión de estos dos mundos era solo cuestión de tiempo y cada vez se ve más gente que sube a las cimas de nuestras montañas con un par de zapatillas, una riñonera y un botellín de agua. Y corriendo. ¿Por qué? Pues porque es divertido, es muy entretenido, y como todo aquello que es exigente fisicamente, ofrece muchas satisfacciones a sus practicantes.
Correr por la montaña es una disciplina dura, aunque muy reconfortante. Para los que os pique el gusanillo, os ofrecemos unas pequeñas recomendaciones para ir empezando:

El paso del asfalto al monte es duro, las carreras por montaña casi siempre implican desniveles

El paso del asfalto al monte es duro, las carreras por montaña casi siempre implican desniveles importantes. Lo primero que hay que saber es que es recomendable hacerse con material específico de trail running.

En los pies:

 

Las zapatillas normales de atletismo se suelen quedar cortas para montaña. Es más adecuado una zapatilla con suela de tacos y goma adherente. Además, las zapatillas de trail suelen ser más rígidas, ya que se supone que van a tener que apoyar sobre terreno irregular, cómo piedras, ramas y medias laderas. Es vital que la palmilla de la zapatilla tenga algo de rigidez, para poder soportar el peso del cuerpo y traccionar correctamente. Pero cuando hablamos de rigidez, nos referimos a la rigidez en torsión, que no en flexión (de otro modo, correr se haría insufrible…) La rigidez en torsión ofrece soporte cuando pisamos en terreno irregular, sobre piedras, ramas, etc… es un aspecto vital de la zapatilla. Como en todo, encontramos de todo en el mercado, desde los menos rígidos, preparados para pistas, terreno herboso y relativamente «plano» (las Speedcross de Salomon o las Cascadia de Brooks, por ejemplo), hasta los modelos más técnicos, pensados para terreno muy duro, con mucha piedra, canchales, y terreno muy irregular (los ya clásicos XA Pro de Salomon, entre otras) La pega de estas últimas respecto a las anteriores es que precisamente por ser más duras, suelen presentar menos o peor amortiguación, y por lo general pesan algo más.


El calzado de trail suele tener refuerzos de goma, al menos en la puntera. Su cometido es doble, según modelos. Por un lado, sirve para proteger la zapatilla si es un refuerzo corriente; pero hay algunos modelos que montan refuerzos delanteros duros, a modo de protector para los dedos en caso de golpeo involuntario con los dedos del pie.

¿Impermeable, o no impermeable? Esa es la cuestión…

Hay versiones con membrana impermeable y transpirable (casi siempre hablamos de Gore Tex), y otros modelos más sencillos sin ella. Esto ya es decisión personal de cada uno, en función del terreno y/o clima en el que quiera correr.

Si eres corredor de todo el año, necesitarás zapatillas impermeables. Si eres más de salir a partir de primavera, o te da pereza correr cuando llueve, no merece la pena pagar el sobre coste. Además , transpiran mejor las que no llevan membrana.

Aunque evidentemente supone mayor desembolso económico, nuestro consejo es tener un par para cada ocasión. Si bien los que empiezan logicamente no se van a comprar dos pares de golpe, el corredor habitual tiende siempre a acabar teniendo al menos un par impermeable y otro sin membrana para días secos y cálidos. La diferencia de transpiración es importante.

Cubrir el cuerpo.

 

La montaña presenta condiciones climáticas más severas que la ciudad. Además el tiempo es cambiante, y una tormenta a más de mil metros puede hacernos pasar frío de verdad.

Podemos seguir el sistema clásico de tres capas (interior transpirable, media de retención de calor y externa impermeable y cortavientos), aunque en esta actividad concreta, muchas veces optaremos por deshechar la segunda capa, y llevar una primera y una tercera únicamente.
Será casi imprescindible usar ropa térmica, más o menos caliente en función de las condiciones, pero sobre todo que sea muy transpirable. En función de la temperatura exterior, optaremos por mayores o menores grosores, pero lo verdaderamente importante es que la transpiración funcione, y que seque rápido. Los tejidos que mejor funcionan en este aspecto son el Coolmax, y el Polartec Powerdry.
Una pequeña chaqueta impermeable y cortavientos nunca viene mal en invierno. Lo ideal es que ocupe y pese muy poco, para llevar en un bolsillo sin molestar demasiado. Más de 500 gr empieza a ser pesada cuando hablamos de chaquetas de trail.

Los calcetines deben ser transpirables, y a ser posible, con protecciones en las zonas de rozamiento, cómo talones y punteras. Buscaremos costuras planas, y acolchados. Calcetines de algodón totalmente desaconsejados. Recordad que unos calcetines baratos pueden arruinar y anular las prestaciones de las zapatillas más caras del mercado. Hay modelos especificos para trail como el Ultralight o el Trail Running light de Lorpen, o el modelo Trail Running de Mund


Gorro ligero y guantes, en función de el clima, pero de material sintético, ya que los de lana y similares son totalmente inútiles cuando se mojan ( y además chupan el agua y pesan mas…)
Para el caso contrario, es decir, climas cálidos, no podremos prescindir de una gorra, gafas de sol y un pequeño bote de crema protectora.

Complementos varios.

 

Para transportar todo lo anteriormente comentado, las diferentes marcas disponen de un amplio surtido de riñoneras y mochilas ligeras para corredores. Aquí prima la ligereza, pero sobre todo la estabilidad y comodidad.
Suelen estar confeccionadas con tejidos ligeros, y las hay desde las que apenas admiten un Camelback y unas llaves, hasta mochilas de 20 litros o más. Detalles como el acceso rápido a las botellas, o la disposición de cierres y correas son la nota diferenciadora entre un producto diseñado especificamente para corredores, y otro que no lo esté.
Para carreras largas, mejor una mochila capacidad para 5 a 10 litros por lo menos. Si no vas a correr más de dos o tres horas, no suele ser necesaria la mochila, a no ser que el clima vaya a ser muy severo, o muy cambiante. Si no tenemos pensado estar mucho tiempo en el monte, con una riñonera suele bastar. Los modelos más modernos vienen con portabotellas (uno o dos) con aislamiento térmico, pequeños bolsillos y compartimentos para barras energéticas, llaves, teléfono móvil o botes de gel.
Llevar agua o líquido isotónico y algo sólido para reponer fuerzas es de gran ayuda, y la mayoría de mochilas y riñoneras están perfectamente preparadas para ello.

Hay a quien le gusta llevar un par de bastones (se suele dar más en los raids que en las carreras, pero hay de todo). Son de gran ayuda en subidas, y permiten lanzarse más en bajadas por terreno complicado, pero lógicamente, suponen un peso extra, y so algo molestos de llevar en la mano cuando no se están usando.

Gafas de sol, gorra y crema serán imprescindibles en días de sol.

Motivación y recomendaciones:

 

Esto no se compra, pero es seguramente lo que más cuesta conseguir.
Empezar es duro, y aunque se esté acostumbrado a correr habitualmente en asfalto, hay que cambiar la mentalidad. Las subidas nos obligan a hacer un esfuerzo importante, y a bajar el ritmo al que estamos acostumbrados.La sensaciónd e ahogo es normal, no os desesperéis al principio.

Las diferentes formas de correr en el monte fuerzan a los músculos a trabajar en posiciones a las que no están habituados, por lo que en los comienzos, agujetas y dolores varios son muy frecuentes. En las subidas, los gemelos trabajan a un ritmo muy superior que en llano, y las bajadas exigen un gran trabajo a los cuadriceps, e incluso glúteos, por ejemplo.
No hay que desesperarse al principio, y es recomendable empezar a entrenar muy progresivamente. Cómo todo, con la práctica se mejora. Correr entre piedras, bloques, ramas y senderos sin caerse es difícil al principio, y lo que más vais a notar es que es necesaria una atención constante, cosa que no se da en la carrera por asfalto.
Cuidado con los tobillos, ya que, evidentemente, existen muchas posibilidades de esguinces si uno se despista y pisa mal.
Cómo último consejo, tened en cuenta que salir a correr solo por el monte es mucho más comprometido que hacerlo por ciudad. Un simple esguince en una zona abrupta puede significar tener que movilizar equipos de rescate, helicóptero incluido.
Id en compañía siempre que podáis, y si no, no olvidéis nunca el teléfono móvil, por si acaso…

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