Guía para la Escalada Hielo: conceptos básicos

Una de las modalidades más espectaculares del alpinismo invernal es la escalada en hielo. Son necesarios, a parte del material, unos conocimientos básicos para no estrellarnos en nuestro primer contacto con el hielo.

Lo primero de todo debe ser familiarizarnos con el medio en el que nos vamos a mover, y en ello nos vamos a centrar en este artículo.
El hielo es cambiante y muy variable, y presenta diferentes estados a lo largo de la temporada de invierno. Además, una vía de hielo casi siempre es diferente, lo que constituye unos de los principales encantos de esta actividad. Aunque escalemos cada año la misma cascada, nunca la encontraremos en las mismas condiciones. Esto tiene su lado peligroso, ya que las reseñas que podamos encontrar siempre estarán sujetas a las condiciones reinantes del momento en que fue escalada por el autor de las mismas.

El hielo presenta varios estados a lo largo del invierno:

Ciclo inicial de hielo joven: Los primeros hielos comienzan en los márgenes de rios y cascadas, en forma de capas que se van pegando a la roca, sin consistencia en un principio. Las partes altas suelen presentar mejor calidad que las bajas. Aunque haga mucho frío, al agua se helará rápido pero no asentará bien en la roca, es decir, no se pegará.
A principios de temporada si hace frío suficiente, el hielo forma carámbanos y coliflores de formas espectaculares, pero la estructura de la cascada es todavía débil.
Es con las heladas continuadas, según la temporada esté avanzada, cuando las estructuras y capas del hielo van asentando en la roca, formando hielo de calidad que aguantará toneladas de peso.
Hielo a mitad de su ciclo de vida: Cuando las primeras formaciones de hielo se han creado, el agua que sigue fluyendo va a marcar la calidad, consistencia y forma de la cascada final. Dependiendo de la forma en que el hielo desvíe los cauces de agua, encontraremos formaciones de tipo lámpara de araña, hielo tipo spray con gran contenido en aire, o estrechas y compactas goulottes. Lo ideal es que exista una corriente constante pero lenta de agua, para que el hielo se vaya rellenando y compactando. En los lugares donde el agua corra rápido, no se formará hielo.
-Hielo Maduro: 
Cuando el aporte de agua es continuo, el hielo va desviando el cauce de la misma cada vez más hacia arriba, lo que va creando nuevas formas y estructuras. El hielo nuevo tiende a sobrarse por los lados de la cascada principal, y a ir aumentando al volumen del cono de la cascada.
La mejor calidad de hielo la encontraremos en cascadas que se hayan formado en temperaturas uniformes, y no a base de grandes heladas seguidas de periodos de altas temperaturas.
-Hielo degenerado: 
Toda cascada de hielo tiene su final, eso es evidente. Cuando las temperaturas empiezan a subir, el hielo de la base es el primero que empieza a derretirse. Fallando la estructura de soporte, lo primero en caer serán las estructuras verticales, carámbanos colgantes y cortinas. El siguiente paso, es que la masa de hielo compacta vaya descendiendo de volumen de forma gradual. Dependiendo del grosor del mismo, aguantará más o menos aunque las temperaturas diurnas sean cálidas. Cuando el espesor en poco, el agua se cuela entre el hielo y la roca, rompiendo la unión entre ambos.
El sol y la lluvia son muy perjudiciales para el hielo. Cuando los rayos del sol atacan, se formará una estructura similar a la de un granizado. Puede ser suficiente para escalar por ella, pero no admitiría esfuerzos grandes, como meter tornillos, abalakovs, reuniones o cualquier esfuerzo de muchos kilos.
La lluvia, por su parte, descompone las cascadas a gran velocidad, por lo que no es recomendable escalar si llueve, aunque el agua que caiga sea fría.

Formaciones raras

Las llamadas capas de cebolla son precisamente eso: capas. Se forma cuando cae rocío sobre repisas de nieve o nieve reciente. Ese rocío al helarse crea una capa de hielo fina, que está asentada sobre una superficie inconsistente. Puede parecer hielo sólido en apariencia, pero su sonido al clavar piolets y crampones nos avisará del peligro.
Las coliflores de hielo se forman en zonas expuestas al agua de las cascadas. El goteo constante de agua con mayor o menor intensidad da lugar a estas estructuras de hielo tan características. Escalar coliflores de hielo es realmente difícil, y se precisa de gran conocimiento del medio y de una buena técnica. Muchas veces estas formaciones son tan precarias que solo permiten pasar mediante gancheos de piolet. Ni que decir tiene que para emplazar los tornillos habrá que escarbar para encontrar hielo de mejor calidad. Estos abultamientos o coliflores suelen ser frágiles, por lo que conviene tener cuidado con donde nos ponemos de pie. Es más recomendable romperlos y usar los tocones o bases más sólidas que éstos dejan. En zonas con muchas coliflores, hay escaladores que prefieren trepar agarrándose a las formaciones con las manos como si fueran presas de roca. Es menos seguro que escarbar buscando hielo bueno, pero mucho mas rápido.
El colmo de la diversión la encontramos cuando tenemos coliflores, combinadas con hielo hueco, capas de cebolla y una buena capa de nieve reciente recubriendo los huecos.

Preparando la estrategia.

Como decíamos antes, una vía de helo nunca es exactamente igual a la última vez que se hizo. Por eso, reseñas, croquis o comentarios de otros escaladores deben ser tomados con prudencia. Lo que para una cordada pudo ser una rampa de nieve-hielo sin complicaciones, puede convertirse en pocas semanas en un duro pasaje de mixto vertical.
Una cascada de hielo no deberá afrontarse por el centro, como norma general. El hielo más formado y consolidado suele encontrarse entre dos tubos, o en un diedro. En general, en aquellos sitios en los que se hayan ido formando capas compactas sucesivas. Muchas veces bastará con dedicar cinco minutos a observar el estado de la vía para elegir bien el trazado a seguir.
Es muy importante aprender bien las técnicas de hielo para tener una pegada de piolets efectiva, y un correcto apoyo de puntas delanteras de los crampones. Los talones deben estar siempre más bajos que las puntas, para evitar que estas se salgan. Muchas veces, bastará con bascular la pierna desde la rodilla hacia abajo para que las puntas claven, sin necesidad de pegar patadas violentas. Y en cuanto a los piolets, no es cuestión de fuerza bruta, sino más bien de juego de muñeca. Siempre que se pueda, deberemos ganchear los huecos en el hielo, o las pegadas de otros que ya hayan pasado por delante nuestro, en vez de clavar nosotros en hielo «limpio» Como podéis ver, se trata de economizar fuerzas.

Con práctica y un poco de sentido común es posible disfrutar del hielo con bastante seguridad, pero no hay que olvidarse que hay veces en las que bien por condiciones, bien por haber demasiada gente delante nuestro, habrá que darse la vuelta y dejar la escalada para otro día.
Es otro de los encantos del hielo, uno nunca sabe que es lo que va a pasar.

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