HORNILLOS DE MONTAÑA

Desde los antiguos, pesados y olorosos hornillos de gasolina, hasta las más modernas maravillas de la ingeniería, damos un pequeño repaso a las características de estas cocinas en miniatura.

Con los hornillos ocurre como con todo en este deporte: no hay ninguno que valga para todo. Habrá que elegir uno diferente para ir de camping a la playa, que para escalar en los Alpes, o subirse a una gran pared.

Los criterios a la hora de elegir los hornillos dependerán de la actividad a la que los destinemos. Hay que tener en cuenta que no todos los combustibles funcionan igual en condiciones de frío o altura, y que no todos los tipos de combustibles son fáciles de encontrar en cualquier parte…Por tanto, definir para qué lo queremos y las posibilidades que vamos a tener de conseguir el combustible.

Combustibles.

Empezando por lo más básico, existen hornillos con capacidad para «alimentarse» de combustible sólido (ramitas, carbón vegetal, etc…) pero no son muy útiles para montaña. Dejémoslo en que son curiosos…

Los hornillos de alcohol han tenido mucho éxito debido a la acertada presentación de sus modelos de la marca sueca Trangia. Son cómodos, eficaces y se puede llevar prácticamente todo el menaje de cocina de forma muy compacta. El sistema es simple, una pequeña cubeta donde vertemos el alcohol, que se coloca en una estructura paravientos muy estable.

Además, es relativamente fácil y sobre todo barato encontrar alcohol de quemar en cualquier parte del mundo.
La desventaja es que el alcohol no tiene mucho poder calorífico en condiciones de frío. En invierno, por tanto, mejor otra opción.

Los modelos más extendidos son aquellos que utilizan cartuchos de combustible (deshechables o no). Suele ser una mezcla al 80-20 o 70-30% de butano y propano. El combustible es gaseoso, y produce una combustión limpia y rápida.

El propano no funciona del todo mal con frío, pero el butano es totalmente inútil. De aquí la mezcla de los dos gases.

Los modelos antiguos, los azules de toda la vida de la marca Campingaz, son de bombona reutilizable, pero los modernos

(Coleman, Primus, Markill) utilizan bombonas más ligeras y pequeñas que son de un solo uso.

 

Un inciso vendría bien aquí: todas las marcas excepto Campingaz montan las mismas roscas a sus cartuchos, quemadores y lámparas. Por eso, podéis usar cartucho y quemador de diferente marca, siempre que no sea Campingaz. Estos van sólo con los productos de su propia marca.

Los hornillos que funcionan con butano/propano apenas necesitan mantenimiento específico, ya que el gas es limpio y no obstruye los conductos.

La clara desventaja es que es el combustible más caro de todos los que integran éste estudio, y con diferencia

Los combustibles líquidos

 

Son, por lo general mucho más potentes, y también más económicos a largo plazo. Decimos a largo plazo porque la inversión inicial (ver hornillo) ronda los 120-130€ (hornillo más bomba).

 

El problema de estos sistemas es que el líquido de por sí no arde, y es necesaria una operación de vaporización previa (convertir el líquido en gas) para lograr la combustión. Para esto es necesario un hornillo especial con un sistema de bombeo del combustible, y requiere más tiempo para que salga la llama.

 

Los combustibles líquidos más habituales son el queroseno y la gasolina blanca, pero se puede llegar a usar gasolina sin plomo. Esto sería un último recurso, debido a la gran cantidad de impurezas que tiene, y a su toxicidad, y en caso de no tener más remedio que usarla, deberíais elegir la gasolina con el menor octanaje posible.

 

El queroseno es el combustible líquido más utilizado en el mundo a excepción de los Estados Unidos, donde la gasolina blanca está tan extendida cómo aquí los cartuchos de butano. Existen diferentes calidades de queroseno, pero como regla general, deja más impurezas en el hornillo que la gasolina blanca, y quema peor.

 

La gasolina blanca es un tipo de gasolina refinada. En EEUU se vende de forma habitual como producto de acampada (foto 4), y lo único que debemos tener en cuenta es que con el tiempo pierde capacidad de quemado, por lo que si tenemos litros almacenados en el trastero, al envejecer quemará mucho peor que si fuese nueva cada vez.

 

De todas maneras, la mayoría de los hornillos técnicos son multicombustible, aceptan gasolina, queroseno y hasta gas. Se supone que un hornillo para expediciones debería aceptar cualquier combustible líquido que le pongamos, porque no siempre será fácil encontrar uno en particular.

 

Todos ellos requieren una limpieza minuciosa de los conductos de envío del combustible, para lo que suelen incluir herramientas especiales, como cepillos y pequeñas herramientas de limpieza.

 

Son más potentes, queman bien en altura y con frío; pero son más laboriosos de manejar, son más caros, y desde luego no están pensados para hacer alta cocina (hay quien les achaca que no funcionan bien a fuego lento).

 

En casi todos los modelos, la forma de operar es la siguiente: damos presión al interior de la botella de combustible mediante la bomba, abrimos la válvula, encendemos el líquido y esperamos a que la llama esté casi apagada, y entonces es cuando reabrimos la válvula y conseguimos una potente llama de color azul. Si no ha funcionado a la primera (cosa que suele suceder), repetimos el proceso.

 

Una vez que ya hemos definido el uso que le vamos dar, y por tanto el tipo de quemador que necesitamos, tendremos que fijarnos en las características funcionales del mismo.
Para campings, y siempre que no tengamos que cargarlo en la mochila, lo mejor es un hornillo de dos fuegos, para cocinar con comodidad y varias cosas a la vez.

 

Para llevar en la mochila, nos interesa que pese y abulte poco. El problema de los modelos ligeros suele ser que son tan pequeños que no resultan estables para colocar encima una cazuela llena, y muchas veces es una odisea que no se caiga la cena.

 

La mejor solución es elegir un quemador que no vaya apoyado encima de la bombona, sino que apoye en el suelo y se conecte a la bombona por un tubo.

 

Si no lo encontramos, al menos intentar elegir un modelo con brazos largos que aporten estabilidad.

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