TRUCOS INVERNALES: CÓMO MANTENER LAS MANOS CALIENTES

Llega el invierno, y todos empezamos a salir a la nieve con ganas e ilusión. Al margen de bonitas escaladas, vías más o menos difíciles y unos impresionantes paisajes, el invierno también trae consigo incomodidades, para que negarlo. El frío, aliado de los escaladores para la formación de efímeras estructuras por las que subirse, es un problema a tener en cuenta para las personas especialmente sensibles a las bajas temperaturas.

Y una de las partes del cuerpo más expuesta son, sin duda, las manos. Al encontrarse alejadas del corazón, es más difícil que la sangre llegue con fuerza y las caliente. Muchas veces habréis experimentado entumecimiento, insensibilidad e incluso dolor, al tener que quitarse los guantes para escalar en roca, o al manejar material de metálico escalada con las manos desnudas.

Os ofrecemos una serie de consejos prácticos para mantener siempre las manos calientes.

Usad el radiador natural

Nuestro cuerpo es un radiador natural, ¿por qué no aprovecharlo?

Uno de los trucos más clásicos ha sido siempre introducir las manos bajo las axilas; sin embargo, otra opción más práctica, en caso de encontrarse escalando, o en posición comprometida, es meter la mano en la nuca. Es un gesto similar al de coger magnesio o chapar un expres, y es realmente efectivo.

En el material de invierno, lo barato suele salir caro

Unos buenos guantes son realmente importantes; casi todos aguantan un poco de nieve, pero sólo los de calidad permanecen secos y calientes después de una actividad exigente en nieve o hielo. Es recomendable además, llevar dos pares de guantes, de forma que uno de ellos (los más finos, o sencillos) puedan guardarse dentro del cuerpo y llevar siempre un recambio caliente por si la cosa se pone fea. El sistema de capas (interior fina y transpirable y exterior gruesa cortavientos y resistente al agua) también funciona con las manos, pero hay que tener cuidado en no limitar la movilidad de los dedos.

Cuidado con el sudor

Demasiado calor puede causar tantos problemas como demasiado frío. Una aproximación dura con guantes gruesos puede empaparnos las manos de sudor; sudor que se enfriará al pararnos a pie de vía. Existen guantes que «respiran», pero nunca podrán evitar del todo la condensación interior. Hay que saber cuando ponerse los guantes gordos, cuando van mejor los finos, e incluso cuando es mejor quitárselos para evitar sorpresas.

Calor artificial etiquetado y empaquetado

Existen en el mercado calentadores químicos en forma de sobre o bolsita, que se activan al agitarlos, de forma que podemos llevar un par de bolsitas con nosotros, activarlas en el momento preciso y disfrutar de unas horitas de calor extra. No son del todo cómodas para escalar, pero si muy útiles para paradas, vivacs, o actividades que no exijan un uso intensivo y preciso de las manos. La pega es que pueden recalentar la mano demasiado haciéndonos sudar, con los problemas comentados en el apartado anterior.

Bricomanía contra el frío

Como ya comentábamos anteriormente, el metal es un gran conductor del calor. Tocar la cabeza del piolet con las manos desnudas es una experiencia desagradable, ya que el metal nos roba inmediatamente el poco calor que tenemos en las manos y dedos. La mayoría de los fabricantes forra de goma el regatón, pero pocos han pensado en proporcionar un agarre no metálico en la cabeza del mismo. Aunque curiosamente, en terreno de dificultad moderada, el 95% del tiempo lo agarraremos por la cabeza.

La solución: bricomanía sencilla con un poco de espuma aislante y nuestra gran aliada, la cinta americana.
Lo único a tener en cuenta es dejar suficiente pico libre para clavar en caso de necesidad.

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